Golpe contra un búnker de venta de drogas en Ludueña
Un lote de poco más de un kilo de cocaína y alrededor de tres kilos de marihuana, todo fraccionado, fue incautados ayer en un quiosco de venta de drogas en barrio Ludueña. El operativo, corolario de una investigación...
Un lote de poco más de un kilo de cocaína y alrededor de tres kilos de marihuana, todo fraccionado, fue incautados ayer en un quiosco de venta de drogas en barrio Ludueña. El operativo, corolario de una investigación iniciada hace tres meses, concluyó con la detención de un hombre de 21 años que se encontraba en un búnker casi hermético y una mujer de 41 que al parecer había ido a comprar.
Cerca de las 13 de ayer, personal de la Brigada Operativa Departamental de la Dirección de Prevención y Control de Adicciones de la Policía ingresó en una modesta casa de Gorriti 6326 dentro de la cual había un recinto compacto levantado hace poco más de un mes.
En el interior de la precaria y hermética construcción se hallaron 828 bochas de cocaína y 756 trozos de marihuana de unos cinco gramos cada uno. Fuentes de esa dependencia estimaron el valor de venta de la droga decomisada en más de 30 mil pesos. Además se incautaron 2.940 pesos en efectivo, un celular y anotaciones.
El joven acusado de estar atendiendo fue identificado como Samuel S. Tanto él como la mujer que compraba al momento del allanamiento quedaron detenidos a disposición del juez federal Marcelo Bailaque.
"Esta investigación llevaba casi tres meses pero como es una zona muy transitada, tanto de día como de noche, se complicaba obtener las pruebas para allanar", comentó el titular de la Brigada Operativa Departamental, Gustavo Spoletti, y añadió que al principio el quiosco funcionaba en una casa contigua, pero luego de un incidente que incluyó un par de balas contra el frente de esa propiedad se construyó por cuestiones de seguridad el búnker finalmente allanado.
Hermético. Es una casa con un portón de garaje negro a un costado que solía estar entreabierto. Apenas un metro separaba ese ingreso de una construcción de ladrillo revestida íntegramente de cemento; como si se tratara de un precario refugio antibombas levantado en medio de un patio de familia.
La única abertura en el frente de la caseta es un pequeño hoyo a través del cual sólo cabe un pasador de hierro acanalado. Allí los clientes depositaban el dinero para luego recibir la droga fraccionada en bochas. Por ese hueco ingresaba un cable de electricidad para alimentar un desvencijado televisor, una radio y una bombita de 40 vatios.
El ingreso al búnker estaba en el estrecho pasillo que se formaba entre la construcción y la casa deshabitada. Para ingresar había una puerta de hierro a ras del piso y de muy estrecho diámetro por la cual se ingresaba a un habitáculo. Luego era necesario atravesar otra puerta para entrar al espacio de un metro y medio cuadrado, con techo de chapa, donde los vendedores atendían a los clientes.
Una silla como todo mobiliario, basura acumulada de varios días y la botella con orina que, al parecer, hacía las veces de sanitario, hablan de las condiciones laborales del lugar.
Inseguridad. Lo hermético de la construcción, más allá de la clandestinidad de la venta de drogas, se explica en que estos puntos son muy apetecibles para los ladrones, que pueden alzarse con botines más suculentos que los disponibles en comercios legales. La razón de ser estos búnkers no son, para los policías, los problemas entre narcos por control de las zona sino la acción de ladrones que, de tener éxito, pueden llevarse diez veces más dinero de un quiosco de venta de drogas que de una estación de servicio.Fuente: LaCapital.com.ar
El narcotràfico a gràn escala o en menor escala y al que podemos encontrar a la vuelta de la esquina, no hace mas que confirmar lo que venimos advirtiendo desde este blog..."el corto camino para parecernos a Mexico"...Debemos poner en relieve el accionar policial que con su actuaciòn hacen honor al uniforme que visten...Comentado y publicado por Miguel...
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