Sana y salva
Rescataron a una mujer secuestrada en Avenida Freyre
Dos delincuentes asaltaron a una mujer y en su propio auto la llevaron con ellos para cometer otros delitos.
Por José Luis Pagés
Dos hombres ya identificados -sus imágenes quedaron impresas en la cámaras de video de dos heladerías asaltadas anoche- son intensamente buscados por la Policía santafesina.
El raid delictivo comenzó poco después de las 21 en avenida Freyre a la altura de calle Crespo cuando los malvivientes abordaron a una mujer y bajo amenazas de muerte la obligaron a subir a una VW Suran de su propiedad.
La víctima del atraco A.G., de 38 años de edad, había salido de una farmacia y no se había repuesto de la sorpresa cuando uno de los asaltantes ya la había despojado de las alhajas, dinero en efectivo y un teléfono celular.
Mientras tanto, el vehículo que circulaba por las calles de la ciudad conducido por el otro delincuente haría de una heladería Manalú, de López y Planes y Perú, su segunda estación.
Allí irrumpió uno de los ladrones, mientras otro quedaba al cuidado de A.G., y en contados segundos apartó a la empleada del mostrador y se apoderó del dinero que guardaba la caja registradora.
El golpe fue rápido, preciso y el hombre armado regresó al automóvil que inmediatamente reincidió la marcha para dirigirse a una tercera parada que harían en otra heladería.
En Nahuel Fantasías, de Aristóbulo del Valle y J.P. López, repitieron la acción delictiva, aunque con una ligera variante. El hombre armado desplazó al empleado que atendía el mostrador, se apoderó del dinero de la caja y huyó, pero no en el auto donde A.G. permanecía cautiva, sino en la motocicleta del heladero.
De allí en más, todas las unidades móviles de la Unidad Regional I irían detrás de una VW Surán y también de la moto robada. Para entonces los agentes desconocían con quienes estaban tratando.
Así fue que uno de los patrulleros tropezó casualmente con un vehículo de similares características al utilizado por el temible dúo en el camino de ingreso al distrito Alto Verde, más precisamente debajo del puente Oroño.
Los agentes detuvieron la marcha y se acercaron cautelosamente al conductor que revisaba un neumático que había reventado y le ofrecieron ayuda, junto a él esperaba una mujer.
El hombre agradeció el ofrecimiento pero aseguró que podría resolver el problema por sus propios medios. El diálogo se desarrollaba en la semipenumbra, pero igualmente los policías advirtieron que los integrantes de la pareja -sólo por su paciencia- no se correspondían.
La presunción de estar ante el auto utilizado en los sucesivos atracos sumada a la extraña actitud del individuo que rehusaba cualquier intento de ayuda, más la inocultable intención de la mujer -posiblemente secuestrada- de aproximarse o comunicarse con la patrulla, decidió la acción.
En contados segundos- desde el móvil- fue irradiado un pedido de colaboración y gran cantidad de patrulleros se dirigieron al lugar. Sin embargo, sospechando el inminente arribo de otras unidades el delincuente se apartó de la escena y abrió fuego al tiempo que los agentes protegieron a la aterrada víctima.
Luego, así como un primer malviviente se retiró satisfecho con su parte del botín en efectivo y con una motocicleta como souvenir, el segundo huyó -cubriendo la retirada a balazos-, en medio de la espesura de la noche internándose en la zona de bañados, con las manos vacías.
El aplomo con que actuaron los uniformados que reconocieron sin palabras una situación de rehén, más la circunstancia azarosa del neumático averiado, fueron los factores que posibilitaron el rescate de la víctima, sana y salva, cuando el curso de los hechos amenazaba una penosa conclusión para el raid iniciado un par de horas antes.
Dos hombres ya identificados -sus imágenes quedaron impresas en la cámaras de video de dos heladerías asaltadas anoche- son intensamente buscados por la Policía santafesina.
El raid delictivo comenzó poco después de las 21 en avenida Freyre a la altura de calle Crespo cuando los malvivientes abordaron a una mujer y bajo amenazas de muerte la obligaron a subir a una VW Suran de su propiedad.
La víctima del atraco A.G., de 38 años de edad, había salido de una farmacia y no se había repuesto de la sorpresa cuando uno de los asaltantes ya la había despojado de las alhajas, dinero en efectivo y un teléfono celular.
Mientras tanto, el vehículo que circulaba por las calles de la ciudad conducido por el otro delincuente haría de una heladería Manalú, de López y Planes y Perú, su segunda estación.
Allí irrumpió uno de los ladrones, mientras otro quedaba al cuidado de A.G., y en contados segundos apartó a la empleada del mostrador y se apoderó del dinero que guardaba la caja registradora.
El golpe fue rápido, preciso y el hombre armado regresó al automóvil que inmediatamente reincidió la marcha para dirigirse a una tercera parada que harían en otra heladería.
En Nahuel Fantasías, de Aristóbulo del Valle y J.P. López, repitieron la acción delictiva, aunque con una ligera variante. El hombre armado desplazó al empleado que atendía el mostrador, se apoderó del dinero de la caja y huyó, pero no en el auto donde A.G. permanecía cautiva, sino en la motocicleta del heladero.
De allí en más, todas las unidades móviles de la Unidad Regional I irían detrás de una VW Surán y también de la moto robada. Para entonces los agentes desconocían con quienes estaban tratando.
Así fue que uno de los patrulleros tropezó casualmente con un vehículo de similares características al utilizado por el temible dúo en el camino de ingreso al distrito Alto Verde, más precisamente debajo del puente Oroño.
Los agentes detuvieron la marcha y se acercaron cautelosamente al conductor que revisaba un neumático que había reventado y le ofrecieron ayuda, junto a él esperaba una mujer.
El hombre agradeció el ofrecimiento pero aseguró que podría resolver el problema por sus propios medios. El diálogo se desarrollaba en la semipenumbra, pero igualmente los policías advirtieron que los integrantes de la pareja -sólo por su paciencia- no se correspondían.
La presunción de estar ante el auto utilizado en los sucesivos atracos sumada a la extraña actitud del individuo que rehusaba cualquier intento de ayuda, más la inocultable intención de la mujer -posiblemente secuestrada- de aproximarse o comunicarse con la patrulla, decidió la acción.
En contados segundos- desde el móvil- fue irradiado un pedido de colaboración y gran cantidad de patrulleros se dirigieron al lugar. Sin embargo, sospechando el inminente arribo de otras unidades el delincuente se apartó de la escena y abrió fuego al tiempo que los agentes protegieron a la aterrada víctima.
Luego, así como un primer malviviente se retiró satisfecho con su parte del botín en efectivo y con una motocicleta como souvenir, el segundo huyó -cubriendo la retirada a balazos-, en medio de la espesura de la noche internándose en la zona de bañados, con las manos vacías.
El aplomo con que actuaron los uniformados que reconocieron sin palabras una situación de rehén, más la circunstancia azarosa del neumático averiado, fueron los factores que posibilitaron el rescate de la víctima, sana y salva, cuando el curso de los hechos amenazaba una penosa conclusión para el raid iniciado un par de horas antes.
Cuando trabajamos bien en pos de la comunidad, hacemos honor al uniforme policial...Comentado y publicado por Miguel...
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